Gratitud para vivir a plenitud
- Aurey Rodriguez

- 28 nov 2024
- 3 Min. de lectura

En un mundo lleno de frivolidad y materialismo, es muy fácil caer en la trampa de
demandar satisfacción del entorno y de nuestras relaciones. Además, el afán diario a
menudo nos lleva a dar por sentadas las bendiciones que tenemos, e incluso a pensar
que todo lo que hemos logrado es solo el resultado de nuestro esfuerzo. Sin embargo,
la gratitud es una clave esencial para disfrutar de una vida plena y llena de propósito.
Cuando no cultivamos la gratitud, todo lo que hacemos comienza a sentirse pesado, y
las emociones como la frustración, el enojo y el resentimiento toman el control de
nuestras interacciones. Estas emociones negativas suelen reflejarse en críticas, juicios
y falta de perdón. Por eso, cambiar nuestras demandas y expectativas por gratitud es
un paso crucial hacia una vida más satisfactoria.

Salmo 100 nos exhorta a : "Cantar alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo". Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado.Entrad por sus puertas con acción de gracias,por sus atrios con alabanza. ¡Alabadlo, bendecid su nombre!
En el Salmo 100 encontramos cuatro pasos esenciales para cultivar.
Una vida llena de gratitud:
1. Sirve con alegría (v. 2)
El primer paso es servir con alegría. Este acto de generosidad te ayudará a mantener
una actitud empática y humilde. Cuando ayudes a los demás, hazlo con gusto y
disposición. Da lo que tienes, comparte tus talentos y recursos, y disfruta de la
bendición que es servir. Recuerda que al servir a Dios en la tarea que te ha
encomendado, lo haces con un corazón agradecido, disfrutando cada oportunidad que
Él te da para ser una bendición.
2. Busca la presencia de Dios con regocijo (v. 2)
El segundo paso es ser intencional en tu búsqueda de la presencia de Dios. No
debemos acercarnos a Él solo por lo que pueda darnos, sino por el regocijo que
sentimos al saber que, por su gracia y misericordia, hoy podemos ser salvas. Buscar a
Dios con un corazón lleno de gratitud es esencial para mantener una relación cercana
con Él.
3. Reconoce quién es Dios (v. 3)
El tercer paso es reconocer quién es Dios en nuestra vida. Él nos creó, nos ama y tiene
un propósito maravilloso para cada una de nosotras. Al reconocer su soberanía, nos
sometemos a su voluntad perfecta y agradable, con un corazón agradecido por todo lo
que Él es y por todo lo que hace en nuestras vidas.
4. Da gracias en todo (v. 4)
El último paso es la gratitud constante. En 1 Tesalonicenses 5:18, la Biblia nos enseña:
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo
Jesús;. La voluntad de Dios es que seamos agradecidas en todo momento. Tal vez te
preguntas, ¿cómo puedo hacerlo? Empieza por agradecer a Dios por tu día, por las
personas que te apoyan, por las cosas grandes y pequeñas. Aprende a sustituir las
quejas por agradecimiento. Con la ayuda de Dios, podemos vivir plenamente, con
corazones llenos de gratitud.
Conclusión
La gratitud no solo es una actitud, es una forma de vivir que transforma nuestra
perspectiva y nuestra relación con Dios y con los demás. Si aprendemos a practicar la
Con gratitud cada día, podremos vivir una vida más plena, disfrutando de cada momento, y
reconociendo la bondad y misericordia de Dios.
Arleen E. Correa, EdD.




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